Un verano caliente
Y sí, después de
tanto rogarle, llegó otra vez el verano y, con el verano, el calor. La postal
del barrio es nuevamente la pileta de lona llena de pibes, las reposeras en la
vereda con el “tere” bajo el brazo y el colectivo lleno de gente sofocada.
Pareciera que
esta vez los pibes son los que mejor ligan: durante todo enero y febrero tienen
la posibilidad de acceder gratuitamente a las colonias de vacaciones que brinda
el municipio en el CEMEF y en el Parque San Martín.
Para los más grandes,
sin embargo, la cosa no es tan placentera. El que tiene suerte de tener un
trabajo en blanco (35% de los laburantes trabaja en negro o en condiciones
infrahumanas) tiene que desembolsar una buena cantidad de dinero para
vacacionar con su familia, lo que no es fácil, ya que como sabemos, ese PacMan
llamado inflación nos devora el sueldo que cada mes parece más insignificante:
especialistas de la Universidad T. Di Tella indican que 2014 nos dará una inflación
de ¡¡¡más del 35%!!! Pero bueno, hubo épocas peores ¿no? ¿Quién no recuerda los
saqueos, el hambre y el extremo malestar social de diciembre de 2001, donde el
pueblo entero tuvo que escribir su propia historia y “copar” las calles,
forzando al presidente (tal vez el más inepto de nuestra historia) De La Rúa a
renunciar a su cargo?
Es cierto, este
no es el verano de 2002, pero sin embargo nuestros pibes continúan nadando en
piletas de basura de un CEAMSE que rebalsa de podredumbre ajena, al tiempo que
algunos de los barrios más humildes del partido (como es el caso de Villa
Hidalgo) están a la buena de dios esperando que se digne a pasar el camión
recolector. El mismísimo Gabriel Katopodis en persona se comprometió, frente
los vecinos, para que les limpien sus calles, que hoy son un criadero de ratas digno
de una película de fantasías. Los vecinos creen que hay más chances de que
lleguen los Reyes Magos con sus camellos, antes que los enviados del municipio.
Si siguen así es probable que tengamos una nueva atracción turística: una
verdadera Venecia de basura en nuestros barrios.
En fin...
mientras tanto, a disfrutar del calorcito, el “manguerazo”, el “baldazo”, la
“pelopincho” y, por qué no, de la cervecita bien fría en familia, porque este
verano sí que es un verano caliente.
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